Murcia no se entiende sin su huerta que la rodea por los cuatro costados. La vida en ella se centraba en el cultivo de frutales y hortalizas, la cría de pequeños animales y del gusano de seda. Las familias convivían en las casas rurales huertanas por excelencia, las barracas, que eran un espacio funcional concebido para el trabajo, que solo abandonaban para ir a los mercados de la ciudad a vender sus productos.
En recuerdo de aquella época, durante las Fiestas de Primavera, que se celebran la semana siguiente a Semana Santa, en muchas de las plazas y jardines de la ciudad se instalan barracas para ofrecer a los visitantes la gastronomía típica y mostrarles los usos y costumbres de la vida en la huerta. Enmarcado dentro de estas fiestas, el martes de Pascua, se celebra El Bando de la Huerta.
El Bando de la Huertaes el nombre que recibe el día grande de las fiestas de la ciudad de Murcia. La jornada es en sí toda una exaltación de las tradiciones huertanas, tan íntimamente ligadas a la historia de ciudad. Los orígenes de festejo, se remontan al año 1849, cuando surge de una tertulia en la botica de San Antolín, donde se reunían un grupo de murcianos amantes de las tradiciones huertanas.Después de muchas vicisitudes, el Bando de la Huerta renace en 1900, recuperándose así la vieja tradición de salir los huertanos a la calle. Comenzaba su recorrido por las calles de la ciudad desde la Plaza de Santo Domingo, lugar en el que tradicionalmente se celebraba el mercado. Pero no es hasta 1903, cuando la comisión de festejos del ayuntamiento acuerda por unanimidad dar el mayor esplendor al festejo con el objetivo de consolidar la fiesta y que sea un digno recuerdo de las costumbres huertanas. Desde entonces y con algún paréntesis obligado, el Bando de la Huerta ha recorrido las calles de Murcia hasta nuestros días, y este año ha sido declarado Fiesta de Interés Turísitico Internacional.La jornada comienza temprano, con una ofrenda floral a la Virgen de la Fuensanta, patrona de la ciudad, frente a la fachada de la Catedral. Por la tarde, recorre la ciudad el Desfile del Bando de la Huerta, cabalgata compuesta por bandas de música, gigantes y cabezudos, grupos de baile y carrozas, en las que se muestran labores y elementos típicos de la huerta murciana. Vestidos con trajes de época; ellos, con los típicos zaragüeles, chalecos y monteras (gorro huertano), y ellas con los bellos refajos (faldas), enaguas, corpiños, delantales y mantones; los participantes en el cortejo bailan las jotas locales o reparten, entre los espectadores, alimentos propios de la gastronomía de la región, tales como morcillas, longanizas, salchichas o habas; y, bebidas, como vino o cerveza. Tampoco faltan en el desfile las soflamas panochas, textos satíricos escritos en la lengua vernácula de la huerta (el panocho) que se pregonan a viva voz desde algunas de las carrozas. El día del Bando es una explosión de color y de alegría en la que participa toda la ciudad y su huerta, bien desfilando o bien como público. Asimismo el visitante no puede sustraerse a la alegría y el júbilo reinantes, y sentirse feliz de participar en un acontecimiento de esta magnitud en el que la ciudad se transforma, y en la que centenares de miles de personas de todas las edades se lanzan a la calle con la vestimenta típica de la huerta de Murcia.